Las Playas, desde el mirador de Las Playas. |
El Hierro, a pesar de ser la isla más pequeña del archipiélago tiene a lo largo de su costa, numerosos rincones estupendos para darse un chapuzón en sus limpias y cristalinas aguas.
En el Charco Manso. |
En el Pozo de Las Calcosas. |
Aún así, muchos puntos de este entorno de primera apariencia hostil, que hace que sus fondos sean apreciados mundialmente por su riqueza submarina, se acondicionaron en forma de charcos y piscinas rústicas naturales integradas en el paisaje, dando lugar a lugares idílicos en los que pasar jornadas de ocio frente al mar.
Además de estas "piscinas naturales", también se pueden encontrar algunas pequeñas playas rústicas y calas adorables.
La primera playa que encontramos en la primera toma de contacto que hicimos en esta "Ruta de las Afortunadas" al llegar a la isla, junto al Roque de la Bonanza, es La Playa de Las Playas.
Vista de Las Playas, con el Roque de la Bonanza al fondo. |
Carretera que Baja al Charco Manso. |
Desandando la carretera que utilizamos desde el Puerto de la Estaca hasta este lugar, nos encontraremos varias poblaciones que cuentan con pequeñas y pintorescas playitas de arena negra, dignas de una paradita para contemplarlas un ratito, como por ejemplo la de Timijiraque o la de Tamaduste.
Vista desde la carretera del Charco Manso. |
Ascendiendo la carretera general HI-2, por donde a modo de mirador, se han colocado recientemente unas curiosas esculturas de enormes caras, que contrastan y destacan por su color blanco y que dicen que están fabricadas con materiales reciclados, llegaremos a la Villa de Valverde, la capital, y la dejaremos atrás en dirección a Echedo, desde donde conectaremos con la secundaria HI-151 hasta alcanzar la punta norte de la isla, donde serpentea junto a un pequeño cono volcánico antes de llegar al Charco Manso.
Esta pequeño entrante de mar acondicionado entre roques y curiosas formaciones volcánicas, entre las que encontraremos varios arcos de lava solidificada y bufaderos, queda un poco perdida, por lo que normalmente hay poca gente.
No muy lejos de allí, en la misma punta norte de la isla, se encuentra el Pozo de las Calcosas, otra población con una bonita zona de baño acondicionada entre lavas volcánicas.
La carretera llega hasta la parte alta del pueblo, donde al lado del aparcamiento lo más llamativo es un minúscula ermita de piedra.
Desde el mirador, parte un sendero que desciende a la bahía entre los dos acantilados en los que se asienta el rústico pueblo de arquitectura ancestral, que mantiene en muchas de sus casas los tejados a dos aguas construidos con material vegetal.
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