Anochecer en la playa de los Cancajos. |
En la costa este de la isla, partiremos desde la playa de los Cancajos, lugar que elegimos como punto de partida de las excursiones en el momento que hicimos nuestra "Ruta de las Afortunadas", ahora en dirección al norte, costeando el litoral de La Palma.
Los Cancajos, es un núcleo turístico de Breña Baja, mayormente compuesto por bloques de apartamentos, a muy poca distancia la capital, Santa Cruz de La Palma.
A pesar de que la climatología, siempre hablando fuera de periodo veraniego, claro, no es de lo mejor de las islas, es un lugar ideal si lo que se busca el algo de tranquilidad.
La playa, de arena negra volcánica, protegida de las fuertes mareas por una curiosa escollera compuesta de enormes bloques de hormigón hexagonales, ofrece una bonita estampa muy fotogénica gracias a los roques volcánicos que salpican sus aguas, y los días en los que la climatología lo permite, las siluetas de las islas de Tenerife y La Gomera adornan el horizonte.
Tomando rumbo al norte de la isla, dejamos atrás Santa Cruz de La Palma, que merece un día completo, bordeando la capital hasta alcanzar la LP-1, que nos conducirá hasta San Andrés y Sauces por una carretera con muchos miradores y apartaderos.
A la altura del Puente de los Tilos, hay un desvío hacia una carretera que serpentea el Barranco del Agua ascendiendo hacia la entrada de uno de los bosques de laurisilva más espectaculares de Canarias, el bosque de los Tilos.
Al final de esta carretera, hay un restaurante conocido como Casa Demetrio, desde donde se pueden emprender múltiples caminatas por este paraíso Reserva de la Biosfera.
Una de las rutas de esta zona más conocidas y apreciadas por los senderistas que acuden a La Palma, es la de los nacimientos de Marcos y Cordero.
De vuelta al puente de Los Tilos, retomamos la LP-1 y en unos minutos estaremos en centro de Sauces, la parte urbana del municipio, y bajando hacia la costa llegaremos a San Andrés, que cuenta con una de las villas históricas más importantes de la isla, donde destaca la iglesia parroquial del siglo XVII.
Un poco más abajo del casco histórico, llegaremos a las piscinas del Charco Azul.
El Charco Azul, perfectamente acondicionado para bañistas locales y extranjeros, tiene un pequeño paseo marítimo rústico y consta de una gran piscina "natural" de agua salada y otra para niños.
Sobre las piscinas, al final del paseo, hay un kiosco-terraza muy agradable, donde el joven dueño ofrece algo de pescado fresco para acompañar con un aperitivo.
Al lado del Charco Azul, se encuentra el pequeño Puerto Espínola, un pequeño embarcadero junto a dos pequeñas playas, muy importante en la historia de la isla durante los siglos XVI y XVII.
Continuando el ascenso a la isla, alcanzaremos el municipio de Barlovento, en donde encontraremos más piscinas "naturales" en La Fajana.
Las piscinas de la Fajana, son un conjunto de tres piscinas "naturales" de agua salada, acondicionadas para los bañistas, intentando que quedaran integradas en el bonito entorno natural volcánico que las rodea, consiguiendo un efecto paisajístico muy logrado.
Subiendo desde Barlovento, en un cruce que encontraremos antes de llegar a la laguna de Barlovento, encontraremos un desvío para la carretera de montaña LP-111, conocida como la carretera de Las Mimbreras.
Se trata de una muy estrecha carretera de montaña, en la que nos encontraremos con asustados visitantes nacionales y turistas que no están acostumbrados a conducir por este tipo de vías, o sea que precaución y paciencia, que asciende lentamente serpenteando entre pinar, laurel, fayal, brezal y demás abundante vegetación típica de nuestra laurisilva.
De vez en cuando tendremos que atravesar estrechos y largos túneles excavados en la roca, carentes iluminación, por lo que si además la bruma hace acto de presencia, habrá que extremar las precauciones.
A pesar de toda esta advertencia, esta carretera, como comentábamos con un paisano palmero con orígenes cubanos, es toda una atracción que merece muchísimo la pena.
A la altura del Puente de los Tilos, hay un desvío hacia una carretera que serpentea el Barranco del Agua ascendiendo hacia la entrada de uno de los bosques de laurisilva más espectaculares de Canarias, el bosque de los Tilos.
Al final de esta carretera, hay un restaurante conocido como Casa Demetrio, desde donde se pueden emprender múltiples caminatas por este paraíso Reserva de la Biosfera.
Una de las rutas de esta zona más conocidas y apreciadas por los senderistas que acuden a La Palma, es la de los nacimientos de Marcos y Cordero.
De vuelta al puente de Los Tilos, retomamos la LP-1 y en unos minutos estaremos en centro de Sauces, la parte urbana del municipio, y bajando hacia la costa llegaremos a San Andrés, que cuenta con una de las villas históricas más importantes de la isla, donde destaca la iglesia parroquial del siglo XVII.
Un poco más abajo del casco histórico, llegaremos a las piscinas del Charco Azul.
El Charco Azul, perfectamente acondicionado para bañistas locales y extranjeros, tiene un pequeño paseo marítimo rústico y consta de una gran piscina "natural" de agua salada y otra para niños.
Sobre las piscinas, al final del paseo, hay un kiosco-terraza muy agradable, donde el joven dueño ofrece algo de pescado fresco para acompañar con un aperitivo.
Al lado del Charco Azul, se encuentra el pequeño Puerto Espínola, un pequeño embarcadero junto a dos pequeñas playas, muy importante en la historia de la isla durante los siglos XVI y XVII.
Continuando el ascenso a la isla, alcanzaremos el municipio de Barlovento, en donde encontraremos más piscinas "naturales" en La Fajana.
Las piscinas de la Fajana, son un conjunto de tres piscinas "naturales" de agua salada, acondicionadas para los bañistas, intentando que quedaran integradas en el bonito entorno natural volcánico que las rodea, consiguiendo un efecto paisajístico muy logrado.
Subiendo desde Barlovento, en un cruce que encontraremos antes de llegar a la laguna de Barlovento, encontraremos un desvío para la carretera de montaña LP-111, conocida como la carretera de Las Mimbreras.
Se trata de una muy estrecha carretera de montaña, en la que nos encontraremos con asustados visitantes nacionales y turistas que no están acostumbrados a conducir por este tipo de vías, o sea que precaución y paciencia, que asciende lentamente serpenteando entre pinar, laurel, fayal, brezal y demás abundante vegetación típica de nuestra laurisilva.
De vez en cuando tendremos que atravesar estrechos y largos túneles excavados en la roca, carentes iluminación, por lo que si además la bruma hace acto de presencia, habrá que extremar las precauciones.
A pesar de toda esta advertencia, esta carretera, como comentábamos con un paisano palmero con orígenes cubanos, es toda una atracción que merece muchísimo la pena.
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