19 marzo 2014

Ruta por los pueblos del interior de Gran Canaria.

Entrada a Tejeda, con el roque Bentaiga al fondo.

Una excursión memorable en la isla de Gran Canaria es la de su zona central, en las cumbres de la isla, a la se puede acceder desde el sur, tanto por la carretera que conduce a las presas que nombramos en el anterior artículo, y a partir de ahí conectar con la principal, o más fácilmente por la CG-60, conocida como la carretera de Fataga, que sube directamente desde el cruce con Maspalomas hasta la localidad de Tejeda.

Vistas desde la carretera de Fataga.
Al comenzar la ruta por la isla de Gran Canaria, comentábamos que ésta, es una isla redonda y cónica, por lo que la excursión a su parte central, es algo engorrosa en el sentido de que hay que tomar varias carreteras que bajan hasta alcanzar una población, y después hay que volver ascender por la misma hasta encontrar un cruce para volver a descender hasta el siguiente pueblo, por lo que si se quiere conocer en condiciones esta zona, recomendamos más de una jornada, porque esta parte de la isla vale muchísimo la pena conocer.






Si subimos desde el sur por la GC-60, después de pasar Fataga y San Bartolomé de Tirajana, llegaremos hasta la villa de Tejeda, dejando atrás y para más tarde, cuando comience a caer el sol, el monumento natural del Roque Nublo, de obligada visita.





En esta zona de la carretera, ya podemos divisar la impresionante silueta de los Roques Nublo y Bentaiga, que fueron lugares sagrados y de culto para los aborígenes en el que se hacían ofrendas y se rendía culto a los dioses.



El Pueblo de Tejeda, a la vera del Bentaiga, es un buen punto para descansar y recargar energías en uno de los restaurantes o cafeterías, en los que se ofrecen los productos típicos a base de almendras, como dulces mazapanes y el bienmesabe.
 

En el pequeño centro del pueblo, esta la bonita iglesia de nuestra Señora de la Parroquia, y un pequeño caserío rural en el que se puede encontrar alojamiento si lo que se desea es practicar el senderismo, ya que se han rehabilitado numerosos senderos a tal efecto.

Cruz de Tejeda.

  A tan sólo diez minutos en coche de allí, se encuentra presidido por una gran cruz de piedra, el parador de Cruz de Tejeda, donde es inevitable parar a tomar un refresco, mientras se contempla una vista fabulosa del valle con sus emblemáticos roques, y si la climatología lo permite, en la lejanía la silueta del Teide flotando sobre un mar de nubes.
El Teide sobre el mar de nubes desde Cruz de Tejeda.

















Virgen de la Cuevita.


Desde Tejeda, antes de llegar al parador de Cruz de Tejeda, hay un cruce a una carretera secundaria, la GC-210, que conduce a Artenara, otro pequeño pero entrañable pueblo con un minúsculo casco y una bonita iglesia, San Mateo, desde donde a tan solo unos pocos centenares de metros podremos visitar el Santuario de la Cuevita, que alberga la talla de la Virgen de la Cuevita de mucha devoción en la isla.

Iglesia de San Mateo.





A una media hora de coche, desde Artenara, podemos encaminar nuestros pasos por la GC-21 hasta Los Tiles de Moya, uno de los primeros reductos de bosque de Laurisilva con los que nos toparemos desde ahora en el resto del archipiélago.  








En las cercanías, encontraremos fácilmente, a pié, en una bonita caminata de una hora y poco de duración, o a unos quince minutos de coche, el centro de la tranquila villa de Moya, con la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria como punto destacado, enclavada en los riscos que cuelgan al barranco de Moya.


 Desde Moya, bajamos la carretera hasta Firgas, cuyo casco histórico, bien se merece un paseo.

En la calle central de su casco se encuentra en Paseo de Gran Canaria, una calle peatonal con una pronunciada pendiente, en la que en medio se ha colocado una cascada de unos treinta metros, construida con piedra de cantería, y a un lado de la misma, los escudos de los municipios de la isla.


 La misma calle, en subida siempre, encima de la cascada, pasa ahora a denominarse Paseo de Canarias. En medio de la calle, sobre azulejos azules que simbolizan el agua de mar, hay una representación en piedra de cada una de las siete islas Canarias acompañadas de una inscripción de su respectiva superficie y población en el año 1996.







La plaza, con un mirador que ofrece bonitas vistas de Tenerife en los días claros, y Iglesia de San Roque son otro de los lugares destacados de Firgas.





Desde Firgas, subiendo la carretera GC-240 alcanzamos el municipio de Teror, centro de peregrinación de toda la isla, ya que aquí se encuentra la Basílica de la Virgen del Pino.
Desde la plaza de Teror, centro neurálgico de la villa y de acceso a la Basílica, se pueden contemplar unos balcones típicos de arquitectura canaria.

















Los fines de semana se suele hacer un mercadillo, donde se pueden comprar productos artesanales típicos, como el famoso chorizo de Teror o los buenísimos quesos de la zona.
Otros pueblos de obligada visita en el centro de la isla son La Vega de San Mateo con su bonito casco histórico y Santa Brígida, con sus casas de arquitectura típica canaria.

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